La estufa solar: qué es y cómo funciona

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Un horno solar (de caja) y una estufa solar parabólica. atlascuisinesolaire.free.fr

¿Qué es una estufa solar?

La estufa solar es un aparato que permite hervir agua y/o cocer los alimentos utilizando la energía del sol. Como no requiere el uso de ningún tipo de combustible ni de energía eléctrica, es una alternativa limpia a las estufas eléctricas, de leña y de gas.

Técnicamente, una estufa solar podría referirse a una estufa que obtiene su energía de paneles solares. Sin embargo, normalmente cuando hablamos de las estufas solares no nos referimos a un sistema que funciona con la energía solar fotovoltaica, sino de una estufa que aprovecha la energía solar térmica. Es decir, dirige y enfoca los rayos del sol por medio de superficies reflectantes para aumentar su calor.

¿Cómo funciona una cocina solar?

El funcionamiento de una cocina solar depende de dos acciones básicas:

  1. La superficie reflectante dirige los rayos del sol a un punto de fuga, donde se concentra el calor.
  2. Un recipiente se coloca en el punto de fuga, donde absorbe el calor concentrado del sol.

Aparte de eso, hay varios detalles que se toman en cuenta y que son indispensables para el funcionamiento correcto de la estufa solar. La potencia de las cocinas solares depende de la calidad de los materiales, las condiciones climatológicas, el diseño apropiado y la colocación correcta.

  • Entre más reflectivo el material, más potencia tendrá la estufa.
  • El diseño del recipiente es importante. Puede ser de aluminio delgado y pintado de negro, para que absorbe rápidamente el calor que le llega. O puede ser una olla oscura dentro de otro recipiente de vidrio (por ejemplo una cacerola transparente), para que el calor quede atrapado dentro del vidrio y absorbido por la olla oscura.
  • Otros elementos se pueden agregar según requieren las condiciones. Por ejemplo en lugares fríos o días ventosos, se puede envolver la olla en una bolsa de plástico para evitar la pérdida de calor.

También la técnica para cocinar se tiene que adaptar a la estufa. En muchos lugares y condiciones, la estufa solar funciona más como una olla de cocción lenta: es más adecuada para cocer frijoles y guisados lentos que para freír un huevo. En lugares donde el sol es muy fuerte y hace mucho calor, las recetas y las técnicas de cocina se tendrán que adaptar para que funcionen bien con la estufa solar.

¿Dónde se puede cocinar con una estufa solar?

Una cocina solar se puede usar en donde haya sol. No importa si el aire es fresco: en este caso simplemente se hacen algunos ajustes para mejor proteger la olla y tomamos en cuenta que la comida puede tardar un poco más en cocer. Aunque la cocina solar es más apta para lugares donde casi siempre hace sol y calor, se puede usar en países fríos cuando las condiciones permitan. Por ejemplo, muchas personas han cocinado exitosamente con estufas solares en Alemania y el norte de los Estados Unidos. Sin embargo, en estos lugares no se puede depender de una estufa solar, ya que no funcionará endías nublados ni en el frío extremo. 

La estufa solar es muy útil y se puede usar en todo el año en lugares cálidos donde siempre hace sol, por ejemplo en muchas partes de África, Australia, Latinoamérica y el sur de los Estados Unidos. No se puede utilizar en el atardecer ni en la noche, tampoco en otros momentos cuando la luz del sol esté débil o inexistente. Sin embargo, el uso de las cocinas solares se ha propuesto en muchos lugares con estas características cuando es difícil o perjudicante obtener otro tipo de combustible para cocinar. 

¿Cómo se prepara comida con una estufa solar?

Algunas comidas como el arroz y los frijoles se preparan igual que en una estufa de gas. Un guisado se prepararía colocando todos los ingredientes en la olla en capas, con un poco de agua y poniéndola en la estufa solar, luego esperando que esté listo. Es preferible no abrir la olla mientras esté cociendo, ya que esto provoca la pérdida del calor. En un principio es recomendable utilizar un termómetro para alimentos con el fin de asegurar que la comida sí llega a una temperatura adecuada (alrededor de los 100 grados Centígrados/212 grados Fahrenheit). Al calentarse sin llegar a esta temperatura se crea un ambiente amigable para la multiplicación de las bacterias en la comida, lo cual puede causar intoxicación alimentaria, una situación que obviamente es mejor evitar.